Actitudes mindfulness: cómo conectarnos con lo que nos rodea

El Mindfulness y sus actitudes nos conectan con la posibilidad de desarrollar y sostener en el tiempo un estado de calma, seguridad y claridad mental. 

La percepción que tenemos del mundo afecta lo que vemos, y entonces, también lo que sentimos. El Mindfulness es la herramienta que podemos poner en práctica todos los días para recordarnos que todo lo que nos circunda es maravilloso, y nos ayuda a percibirlo mejor. 

En principio, son siete las actitudes con las que, mediante la práctica, vamos a poder soltar las preocupaciones, el estrés, las posesiones, el deseo; aprendiendo a lograr un profundo estado de conciencia libre de juicios sobre nuestras sensaciones, sentimientos o pensamientos, para prestar atención a lo que acontece en nuestro interior en cada momento. .

El aprendizaje paulatino, constante y perseverante, te va ayudar a recorrer el camino para poner en práctica estas actitudes. 

Nro. 1. No juzgar 

La mente emite juicios, en forma permanente y casi sin darnos cuenta, sobre nosotras mismas y también sobre los demás. Tomar conciencia de esta actitud y dejar de identificarnos con esos juicios es el primer paso para generar empatía, mejorar las relaciones y sentirnos más libres. 

Muchas veces somos crueles con nosotras mismas, nos juzgamos, somos implacables y nos convertimos en nuestras propias enemigas. Mirarnos al espejo y reconocernos como somos, nos permite ser permeables a nuestros defectos y virtudes, y si lo hacemos con nosotras, es más fácil dejar de juzgar a los otros, aceptar y celebrar las diferencias. 

Nro. 2. La paciencia

Sin dudas es una de las habilidades que cambia la forma de vivir la vida y todo lo que nos rodea. Porque ser paciente es también una forma de sabiduría: nos ayuda a generar buenas relaciones con otros, mantener la calma en momentos de adversidad y comprender que muchas veces las cosas se salen de control y frente a esto, aprender a soltar y dejar que suceda lo que tenga que suceder.

En este mundo convulsionado y veloz, donde no hay tiempo para la espera y todo tiene que ser ya, cultivar la paciencia es una acto de rebeldía. Nos ayuda a aprender de alguna manera que las cosas ocurren a su tiempo, que de nada sirve apresurarse, que hay que disfrutar el presente y todo lo que ocurre en el camino hacia cualquier objetivo que tengamos. 

Mi propuesta es seguir trabajando en desarrollar esta actitud (yo también lo hago día a día!), ser paciente con vos misma y con los demás, respirar, armonizar y proyectarte en ese lugar al que querés llegar, pero sin pensar en el tiempo. Es todo un desafío, pero te aseguro que vas a empezar a disfrutar la vida de un modo más saludable y equilibrado. 

Nro. 3. La mente de principiante

En el camino del Mindfulness cultivamos esta actitud, abriendo la mente a nuevas experiencias y tomando cada momento con curiosidad y asombro. Así como los niños y niñas, que se maravillan ante cada nuevo descubrimiento, también nosotras podemos adoptar esa mirada del mundo, curiosa, abierta a la sorpresa, dejando de lado nuestros preconceptos. Este paseo consciente propone observar y dejarse asombrar, encontrando nuevos enfoques que nos darán otra perspectiva de la vida, descubriendo la belleza de lo cotidiano. Los colores, los sonidos, los olores, todo puede ser percibido de otro modo si dejamos de lado los prejuicios y preconceptos.

Nro.4. La Confianza. 

Es un estado profundo de creencia en una misma, en los demás y en el flujo de la vida. Nos conecta con nuestras aspiraciones y acciones, permitiéndonos avanzar con seguridad. 

La confianza es una semilla que se cultiva a diario, que crece y acompaña en cada paso a medida que la nutrimos. La confianza en una misma abre las puertas a nuevas posibilidades y da el impulso para enfrentar el futuro con valentía. 

Nro.5. El no esforzarse

No hacer, simplemente ser. Esta actitud propone no sumar esfuerzos por alcanzar los objetivos, sino aceptar las cosas tal como se van presentando, prestando atención en el proceso, asumiendo una postura humilde y compasiva, sin forzar llegar a ningún lado, porque de hecho, ya estás acá. 

Es darse cuenta que lo estás intentando menos, y a la vez, “siendo más”. 

Contrarrestando también  ese mandato de que siempre hay que estar haciendo algo. Algo está sucediendo, y tiene que ver con vos. 

Nro. 6. La aceptación

La vida fluye, inevitable, imparable y es inútil oponer resistencia. Con esta actitud te propongo que veas las cosas tal como son en el presente. ¿Cuánta energía perdemos negando y resistiendo lo que ya está hecho?. Aceptarlo nos propensa a un cambio positivo, a abrazar el escenario que nos regala la vida para darnos cuenta que el hoy, el presente, es nuestro, así como es. Lejos de la resignación o la pasividad, aceptar con optimismo, alegría y esperanza el camino que está frente a nosotras, nos predispone a tomar mejores y más sabias decisiones. 

Entonces, la propuesta es aceptar vivir, pensar, sentir, de manera auténtica. Esa confianza en vos misma es el combustible para hacer los cambios para estar mejor. 

Nro. 7. El ceder (dejar ir) 

Qué difícil es el desapego, esa sensación de no poder soltar cosas, ideas y sensaciones que nos llevan, o pensamos que nos llevan, a resultados seguros. 

La mente tiende a aferrarse a lo seguro, para protegernos. Cuando comenzamos a meditar, a incorporar el Mindfulness como parte de nuestra rutina para el bienestar del cuerpo-mente-alma, prestamos más atención a nuestra experiencia interna, y podemos dejar ir esos pensamientos que nos atan. Nos soltamos y deshacemos de todo aquello que nos ancla y que nos sujeta, y empezamos a ser libres. 

Adicionalmente, se suman la gratitud y la generosidad, como dos actitudes complementarias que se interrelacionan con las 7 mencionadas. Cada una de ellas, constituye una puerta para acceder a las demás y son pilares para la integración y para volver propia y real la práctica del Mindfulness. 

Entrenarlas, supone un desafío. Pero más vale intentarlo… ¿no te parece…?  

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