En un mundo en constante movimiento que nos obliga a ser productivas incluso cuando estamos descansando, no hacer (realmente) nada es un acto de rebeldía y amor propio.
¿Cuántas veces nos llenamos de actividades con la necesidad de sentirnos ocupadas?
¿Por qué nos cuesta tanto tomarnos ese merecido descanso, un tiempo para escuchar nuestro cuerpo y darle a la mente y al alma lo que realmente necesitan?
El descanso y el dormir bien son claves para la gestión de la energía.
No es más productivo el que siempre está ocupado, sino aquel que sabe ocuparse de lo importante y el descanso también lo es.
En esta vida agitada que nos lleva de apuro y a los empujones quiero que rescatemos este valioso tesoro que muchas veces pasamos por alto: el arte de disfrutar del «Dolce Far Niente», ese dulce placer de no hacer nada…
El concepto de productividad está sobrevalorado y nos quieren hacer creer que exprimir el tiempo y hacer muchas cosas en un día es la clave del éxito.
Esa necesidad de hacer, incluso de hacer algo “útil”, nos lleva a restarle valor al “no hacer nada”. Y justamente aquí está el secreto: el descanso, la reflexión y la inactividad también son cruciales para nuestra salud mental y emocional, y para despertar la creatividad, tan necesaria en la resolución de conflictos. Esos «Ahá! moments» que llegan cuando no estamos haciendo nada, cuando simplemente hacemos una pausa en el ajetreo diario y damos lugar al vacío, a la nada.
El Dolce Far Niente nos recuerda que la vida no se trata solo de hacer hacer hacer, sino también, y aún más, de ser…
Nos invita a darle valor al no hacer nada. Sentarse, respirar, ver el cielo, el horizonte, un árbol, una flor, la luna, las estrellas, el sol. Escuchar los sonidos que nos rodean durante el día, o el silencio de la noche. Nos propone animarnos a hacer nada, a no ser productivo. A ser.
Si querés indagar más sobre lo relevante que es la improductividad en nuestra vida, te invito a escuchar el episodio 11 de “Bienestar Online”, que se llama “La importancia del “no hacer nada”.
Te invito a probar esta experiencia de no hacer nada. Pero nada. La propuesta es dejar por un momento todo de lado, libros, celu, pelis; y encontrar ese valioso espacio de encuentro con vos misma, con el ocio absoluto. Estoy segura que lo vas a disfrutar.
Porque al final de todo, la verdadera riqueza está en el equilibrio entre la productividad y la paz interior.